Cuando se pone en marcha un nuevo proyecto empresarial nunca falta la ilusión y la esperanza de que, no solo se mantendrá durante muchos años sino que también llevará una senda de crecimiento y prosperidad. Gracias a ese empuje inicial, y sobre todo a la financiación que hizo posible hacerlo realidad, las nuevas empresas suelen funcionar durante un par de años sin excesivos problemas salvo que se demuestre que los planteamientos eran equivocados, o que se cometan errores que terminen comprometiendo la continuidad.

Una vez que han pasado esos dos primeros años, aunque los posibles errores hayan encontrado solución se inicia un periodo en el cual los recursos propios empiezan a escasear y si la rentabilidad no alcanza el nivel esperado, se hace más difícil encontrar financiación que permita prolongar la vida de la empresa.

En el tercer año de existencia casi el 20% de las empresas desaparecen

El porcentaje de empresas que no logran superar ese tercer año se ha incrementado con los problemas que ha añadido la situación actual de la epidemia del coronavirus. Según Iberinform se ha pasado de un 14% de empresas que lo logran superar los 3 años de vida a un 19%.

Además, el 25% de los proyectos empresariales quiebra antes de completar el quinto año de vida. Antes de llegar al noveno año el 50% de las empresas que se pusieron en marcha habrá desaparecido. Tan solo cuando se suman 12 años se consigue cierta estabilidad, pues a partir de ese momento las empresas que se mantienen activas rondan el 35% inicial y a los 20 años ese porcentaje se sitúa cerca del 30%.

En Internet es aún peor. El 80% de las tiendas online desaparecen sin llegar al tercer año.

En estos meses, durante la crisis asociada al coronavirus, se ha producido un incremento muy notable del consumo a través de Internet, en tiendas online, al mismo tiempo que se fomentaba el teletrabajo y se hacía un mayor uso de este medio asociado a la información y al ocio.

Aunque puede parecer un buen momento para poner en funcionamiento algún negocio online, los datos sobre el éxito en este medio no son precisamente los mejores pues no se tiene en cuenta que suelen ser muy pocas empresas las que concentran el incremento de ventas, y las nuevas insisten en los mismos errores que año tras año conducen a cientos al cierre.

Estar online no es sinónimo de venta asegurada. Cada año hay más competidores para un espacio para darse a conocer que no se incrementa. Este concepto de espacio disponible es clave en el éxito o fracaso. Sin la financiación suficiente, que es un error muy común en los proyectos online, y la paciencia suficiente para que lleguen los resultados, es lógico que tantas tiendas online cierren antes de cumplir tres años, sobre todo si a los anteriores errores le sumamos el poco acertado planteamiento del modelo de negocio y la desorientación sobre lo que realmente funciona.