Tener una empresa en la que se cuenta con trabajadores no es tarea fácil. Y no lo es por muchos motivos, entre los que está el hecho de que puede suceder que alguno de esos empleados no cumpla con las obligaciones que aparecen en el convenio o en el contrato que firmó.

Esa situación tiene que llevar a que el dueño, o los directivos, deban tomar medidas para poder solventarla cuanto antes, puesto que incumplir con lo acordado no puede dar lugar a una situación que se prolongue indefinidamente en el tiempo. En concreto, entre las acciones que se pueden llevar a cabo está la de amonestarle.

¿Quieres saber cómo hacerlo y las características de esa medida? Sigue leyendo, te lo contamos todo desde la asesoría Cepresa, que cuenta con un área de profesionales especializados en el ámbito laboral:

  • La amonestación es la sanción disciplinaria más leve que existe para ponerle a un trabajador. De ahí que se utilice cuando ese ha cometido una falta, o un comportamiento, que no es grave ni requiere el despido, pero que merece ser tenido en cuenta.

  • Hay que mencionar que se puede llevar a cabo de dos maneras: de forma verbal o por escrito. Esta segunda alternativa supone que la citada amonestación pase a formar parte del expediente del empleado, lo que no sucede en el primer caso.

  • Cuando se decide recurrir a la amonestación, especialmente cuando se le envía mediante una carta, hay que darle cuenta de forma clara y concisa del motivo de la misma. Eso sin pasar por alto que, además, se le debe indicar cuáles son las consecuencias que tendrá que afrontar si vuelve a incurrir en esa falta que ha cometido.

  • La amonestación más grave para un empleado es la que supondrá la suspensión durante unos días de trabajo y sueldo.

A grandes rasgos, estos son los aspectos más reseñables que se pueden destacar sobre las amonestaciones, que no solo tienen importancia porque materializan el intento de acabar con un comportamiento inadecuado o un incumplimiento del trabajador sino que también tiene su importancia porque puede ser usada por la empresa a la hora de, por ejemplo, determinar los incrementos salariales entre la plantilla e incluso los ascensos.

Se puede considerar, por lo tanto, que las amonestaciones son una manera de atajar problemas que puede plantear un trabajador cuando estamos frente a alguien que atiende a razones. Siempre será útil hacer uso de ellas en los inicios de cualquier comportamiento poco adecuado, porque es una manera de evitar que lo inaceptable se termine transformando en algo habitual.