El despido puede ser una de las situaciones más traumáticas que puede llegar a enfrentar cualquier trabajador, sobre todo cuando se ha mantenido durante bastantes años en el mismo puesto y el desenlace ha sido casi inesperado.

Es cierto que en ocasiones el despido puede llegar por causas prácticamente irremediables y ajenas al trabajador, tal vez por una mala trayectoria de la empresa, malos resultados económicos, imposibilidad para salir adelante en una situación de más presión de los competidores, etc, pero también se pueden producir despidos achacables directamente a cada trabajador y que no siempre son fáciles de reconocer por los implicados, como un peor rendimiento, errores que han ocasionado pérdidas, mal comportamiento, ausencias injustificadas del puesto laboral…

Pues bien, un trabajador despedido debería de afrontar ese proceso de tal manera que pueda garantizar que se complete de la manera más favorable para él. Si te encuentras en esta situación, toma nota de lo que deberías de hacer:

  • La carta de despido debe de tenerla por escrito el trabajador, y en la misma debe de constar el motivo de despido y los datos correctos del trabajador.
  • Sería un error rechazar la carta de despido porque la empresa tiene los medios a su alcance para demostrar que el trabajador ha sido responsable de no aceptarla. En cualquier caso, la empresa puede enviarla por burofax y su no aceptación dejaría en evidencia al trabajador, que tiene que firmar esa carta.
  • El trabajador puede solicitar 15 días de preaviso y un permiso de 6 horas por semana que podrá dedicar a la búsqueda de un nuevo puesto de trabajo.
  • El trabajador debería de reunir toda la información relacionada con el motivo del despido y que considere que puede estar a su favor, ya sea para aportar testigos, documentos, etc.
  • Hay que verificar que el finiquito y la indemnización se han calculado correctamente. En el finiquito la empresa está obligada a abonar los días de vacaciones no disfrutados por el trabajador y el prorrateo de pagas extraordinarias.
  • Si el trabajador no está conforme con su despido, debería de poner una reclamación en el plazo de 20 días en el Juzgado de lo Social.
  • Si conseguir un nuevo empleo puede retrasarse, sería buena idea solicitar la ayuda por desempleo.

¿Parece un proceso no demasiado complicado? Pues en ocasiones sí que se puede complicar, y por lo tanto, contar con el servicio de una asesoría como Cepresa puede ser de enorme ayuda para cualquier trabajador.

Hay que tener en cuenta que la anterior información sobre indemnizaciones, finiquitos, preavisos o permisos para la búsqueda de trabajo es válida para el caso de los despidos objetivos, es decir, aquellos que se producen por causas económicas, técnicas, organizativas o productivas. En estos despidos la indemnización es de 20 días por año trabajado, si es considerado un despido procedente, y de 33 días por año trabajado en caso de improcedencia.

Sin embargo, en los despidos disciplinarios no se tiene que producir un preaviso, ni tampoco dan derecho a las 6 horas semanales para la búsqueda de un nuevo empleo, y su indemnización es de 33 días por año trabajado en caso de que sea declarado improcedente, o de 0 días si es un despido procedente.

Veamos ahora algunos motivos para contar con asesoramiento:

Si el trabajador desconoce sus derechos aceptará cualquier acuerdo, incluso los que claramente le perjudiquen.

Si no se está de acuerdo con el despido, hay que aceptar la carta pero al firmar hay que escribir que no se está conforme. En el caso del finiquito, no hay que firmarlo y mucho menos hay que terminar aceptándolo porque la empresa intente que el pago de la indemnización solo pueda hacerse tras aceptar el finiquito.

En ocasiones los despidos se producen sin previo aviso. En esos casos el trabajador tiene derecho a 15 días de pago de su salario.

No hay que dejar pasar los plazos establecidos por la ley pues en ese caso se pierden los derechos, como sucede con los 20 días para reclamar por el despido.

En caso de no estar de acuerdo con el despido se producirá un acto de conciliación entre el trabajador y el empresario. Es una buena oportunidad para acortar el proceso y para llegar a un acuerdo económico, y también para que el empresario sea consciente de que el trabajador está perfectamente informado sobre sus derechos, y para dar a conocer que la mejor solución es llegar a ese acuerdo.

Cepresa pone a disposición de los trabajadores un servicio de asesoramiento que defiende sus intereses. Para más información, sin compromiso alguno por su parte, por favor, contacte ahora con nosotros.