Las creencias de los trabajadores de cualquier empresa, ya sean políticas o religiosas, pueden generar controversia y dar lugar a situaciones que siendo por completo ajenas a sus tareas tampoco son deseables en ese entorno. Además pueden influir en los clientes en un terreno en el cual la empresa no debería de tener nada que decir.

La decisión más acertada, sin ninguna duda, es que ese tipo de símbolos queden fuera de la empresa, porque se entiende que al lugar de trabajo se va, precisamente, a trabajar y no a ganar adeptos a una causa política o religiosa. Además, se corre el riesgo innecesario de molestar a quienes sean contrarios a la simbología que se les está mostrando.

Esto no quiere decir que de manera discreta, sobre todo en el terreno religioso, no tanto en el político donde la discreción es casi imposible, los trabajadores puedan portar algún tipo de símbolo que por tradición puede ser bien aceptado. Sin embargo, sería muy poco acertado que en el centro de trabajo se le diese prioridad, se destacase, a lo que es ajeno al tipo de servicio que se está ofreciendo.

Si en tu empresa te encuentras en una situación en la cual deseas limitar la presencia de este tipo de símbolos, te aconsejamos lo siguiente:

  • Si hasta el momento habías permitido que en tu empresa los trabajadores exhibieran sus símbolos políticos o religiosos, tendrás realmente difícil prohibir que ahora no sea así. Solo podrás lograrlo si acreditas que la situación ha cambiado y que hay un motivo de peso tras tu decisión. Únicamente dejando constancia de que esa razón es justificada y lógica podrás establecer una normativa interna al respecto.

  • Uno de los motivos más sólidos que se pueden tener a la hora de querer llevar a cabo la medida citada puede ser el de mantener una neutralidad ideológica ante los clientes.

  • Es importante que también seas consciente de que la prohibición de esos símbolos es generalizada y la mayoría de empresas, de manera acertada, dejan fuera cualquier adhesión ideológica.. Esto supondrá, por lo tanto, que ninguno de los trabajadores podrá mostrar de manera destacada ese tipo de simbología tanto si es cristiano como si es musulmán, si es de izquierdas o de derechas, si es monárquico o republicano.

A grandes rasgos, estos son los aspectos más significativos que hay que conocer en torno a la prohibición, o no, de símbolos políticos y religiosos en la empresa.

Aunque vivimos en unos tiempos en los que la política parece haber dado un salto a la empresa con la intención de obligar a un posicionamiento, la prudencia es la decisión más acertada, procurando mantenerse al margen de esos temas, pues carece de sentido que se haga depender el futuro de una empresa de lo que es ajeno a ella.