En el mundo en el que vivimos, donde el dinero se ha convertido en el “rey” y donde parece que en muchos ámbitos priman las argucias para conseguir la mayor cantidad económica posible o el mayor beneficio sea como sea, hay que ir con pies de plomo en el área de los negocios especialmente.

Por ese motivo, es imprescindible que, por ejemplo, a la hora de negociar un contrato se tengan claro diversos aspectos en pro de evitar ser engañado y de no obtener lo que corresponde. ¿Cómo conseguir que el documento contractual citado resulte eficaz, adecuado y justo? Procediendo, entre otras cosas, a intentar no caer en errores habituales que llevan al traste lo expuesto.

¿Quieres conocer algunos de esos fallos? Te los exponemos a continuación:

  • No informarse. Lo primero que hay que hacer a la hora de firmar cualquier contrato es informarse a fondo de la persona o empresa con la que se está tratando, qué puede ofrecer, si ha tenido algún tipo de problema anterior en materia laboral…Todos esos datos servirán claramente para saber a quién se tiene enfrente en la mesa, qué se puede conseguir y qué límites hay que establecer.

  • No contar con el asesoramiento adecuado. Otro de los errores más habituales en los que se cae a la hora de negociar un contrato es no contar con un asesor. Y es que este profesional es la mejor ayuda que se puede tener a la hora de que pueda indicar pautas, procedimientos, qué se puede y qué no se puede hacer, cómo es el proceso, las claves para una buena negociación…Por eso, lo recomendable es contar con el respaldo de un profesional como los que integran la plantilla de nuestra asesoría en Madrid, Cepresa.

  • No estar atento a todo lo que se habla en la reunión. Asimismo hay individuos que acuden a una reunión para desarrollar esa negociación simplemente con la mente puesta en lo que pretenden conseguir o directamente en que desear firmar el contrato y nada más. ¿Resultado? Que no escuchan lo que se les comenta y eso puede suponer que acaben rubricando algo con lo que luego se dan cuenta que no están de acuerdo en absoluto.

Aceptar cualquier cosa y, justamente todo lo contrario, no querer ceder en nada son otros errores que se cometen en las negociaciones de contrato. Y es que ambas posiciones jamás resultan favorables.