La pasada semana se dio a conocer una noticia referente a inspecciones por sorpresa que la Agencia Tributaria estaba llevando a cabo en negocios de compra de oro, farmacias, restaurantes, consultas médicas, bares… No es nada nuevo aunque parece ser que ahora se recurre con más frecuencia a métodos más expeditivos.

Lo llamativo de esas visitas es que Hacienda se presenta con una orden judicial para agilizar desde el primer momento los registros, que además se están haciendo con funcionarios de Aduanas que acompañan a los inspectores, ya que esos funcionarios están más acostumbrados a realizar este tipo de registros.

El motivo por el cual se está actuando de esta manera en las inspecciones que se realizan en el tipo de empresas mencionadas es porque, parece ser que, son numerosas las que utilizan una doble contabilidad, o contabilidad B, con lo cual una inspección que no recurra a este tipo de registros no podría obtener la información que necesitan los inspectores.

Cuando se utiliza a una orden judicial no hay manera de oponerse a la inspección. En un artículo anterior mencionábamos los derechos de cualquier empresario ante una inspección de Hacienda, y entre ellos destacábamos que existen zonas del centro de trabajo, aquellas que están al margen del libre tránsito de usuarios y que pueden estar dedicadas a tareas de dirección, que están protegidas ante una inspección, lo mismo que el domicilio particular.

Sin embargo, con una orden judicial los inspectores van a poder entrar donde deseen, y en estos casos lo único sensato es colaborar con ellos. También hay que recordar que en estas situaciones lo aconsejable es contar con el apoyo de un asesor fiscal, que en el caso de Cepresa ofrece un servicio específico para el caso de las inspecciones de la Agencia Tributaria. Esto es algo a lo que se tiene derecho y por lo tanto habría que advertirlo en el inicio de la inspección si se debe de personar el asesor.

Ahora bien, además de la situación nada agradable de recibir una inspección con una orden judicial, uno de los mayores trastornos que pueden causar es que se requisen ordenadores, tablets, móviles… que resulten imprescindibles para realizar el trabajo diario.

Lo habitual en estas ocasiones es que a la inspección se envíe a un secretario judicial que va a dar fe de todo lo que se intervenga en la empresa.

Para más información sobre estas inspecciones por sorpresa se puede consultar:

El Mundo, Hacienda recurre a órdenes judiciales para inspecciones sorpresa en los ‘compro oro’, bares y farmacias.